Con una historia ambientada en los 60s, icónicos temas musicales y los perfectos protagonistas, esta película logró convertirse en un clásico musical y romántico de la historia del cine. Que, a más de 30 años de su estreno, sigue enamorando el corazón de jóvenes soñadores, que por un momento se olvidan de su contexto actual y solo quieren bailar al ritmo de “ The time of my life” y el resto de la música que hace a este film tan especial. Por ello, les dejamos algunos datos interesantes sobre este bello relato.
Icónica improvisación

Grandes escenas marcan esta película. De tal manera que, al pensar en ella, lo primero que se te venga a la cabeza sea probablemente el tema final con el inolvidable salto de Baby, o cuando Patrick Swayze y Jennifer Gray se pusieron a cantar “Love Is Strange” (Mickey and Sylvia) en medio de un ensayo. Aquel famoso momento, que hoy en día suele ser habitual verlo en redes, no estaba planeado. Los actores estaban bromeando en la previa a comenzar a rodar, pero a Emile Ardolino, director del film, le gusto tanto verlos de esa manera que les pidió que, al encender la cámara, continuaran jugando de la misma manera.
El aborto
A lo largo del relato, se puede apreciar cómo la historia decide enfatizar en la crítica social, tocando temas que, si en los 80s eran polémicos, no podemos ni imaginarnos cómo habrá sido en los 60s (etapa en la que transcurre el film). Entre ellos, la decisión de Penny, de terminar con su embarazo no deseado y lo que esto significa para ella. Desesperación por su futuro de no poder hacerlo, angustia al no tener el dinero, miedo a la cirugía. Incluso, en la cinta muestran las consecuencias (la menor de ellas) de un aborto mal realizado.
Al presentarse a favor del mismo, con un tono feminista, varios patrocinadores amenazaron con bajarse del proyecto si no sacaban dicha escena. Pero la guionista, Eleanor Bergstein, se mostró firme al preferir buscar nuevas opciones comerciales, antes de sacar el momento sumamente necesario para el desarrollo de la relación entre Baby y Johnny.
Otro dato curioso dentro del mismo, es que se basó en experiencias de su vida para escribir aquel momento. De la misma manera, se basó en un bailarín llamado Michael Terrace, a quien conoció en una extraña época de su vida, para el personaje de Patrick.
Complicada relación
Es innegable la química que existía entre ambos protagonistas, pero no por ello podemos asumir que se llevaban bien. Su relación de amor-odio quedó perfectamente transmitida en la pantalla. Siendo el mejor ejemplo de esto, la escena donde Jennifer Gray no puede controlar la risa, mientras el actor le está enseñando los pasos de baile. La molestia en la cara de Johnny Castle, porque Baby tenía cosquillas, era la verdadera cara de Patrick. El director decidió dejar las tomas de frustración y risas, conocidas hoy como uno de los momentos más adorables y sinceros del film.
Reciclaje efectivo
Más de una persona, tanto en aquella época como en la actualidad, sintió cosas al escuchar a Patrick Swayze cantar “She’s Like The Wind”. Lo interesante de esto es que, a pesar de que el tema quedó perfecto para el film, en primera instancia fue escrito para “Grandview” (1984). Al no ser utilizado, se decidió incluir en el famoso e icónico soundtrack.
Secuela rechazada
Ante el increíble e inesperado éxito de la cinta, se le ofreció de Patrick Swayze realizar una continuación, a cambio de una gran suma de dinero (seis millones de dólares, una cifra extraordinaria para aquella época). Pero el actor se mantenía firme en su pensamiento, de que las historias en general, no necesitan una segunda entrega. Aunque parece ser que el tiempo ablandó su conocido carácter, al aparecer en “Dirty Dancing: Havana Nights”, casi 20 años después del estreno de la cinta original.
El plan ideal
A pesar de que el Lago Mountain se secó con los años, el Hotel Mountain Lake de Virginia -donde se filmó la película-, aún continúa funcionando y ofrece paquetes especiales ambientados en la historia, para que los leales fanáticos puedan disfrutar de una experiencia similar a la que vivió la familia Houseman en “Dirty Dancing”.
El casting
Sin dudas, no podemos imaginar esta cinta con otras caras. Pero en su momento, todo fue más confuso. Por un lado, Jennifer y Patrick eran 10 años mayores que sus personajes, quienes se mantenían en la edad de 16 y 24 (con los actores teniendo 26 y 34). Fue cuestión de algunas pruebas para que los productores los aceptaran, convencidos de que podrían realizar perfectamente sus interpretaciones. Mientras que, por otro lado, Cynthia Rhodes era demasiado bella. Por lo cual, tuvieron que reducir su imagen para no opacar a la protagonista y, en la escena en donde -se supone- se encuentra con un horror insufrible, se trabajó durante varias horas con las maquilladoras, cuyo complicado objetivo era hacerla lucir mal.
Entre las demás opciones de reparto, se tuvieron en cuenta nombres como Billy Zane, Val Kilmer, Sarah Jessica Parker y Sharon Stone.
Todos fueron Baby
Al igual que Jennifer en la película, todos los involucrados tuvieron solo dos semanas para aprenderse la coreografía de los números musicales. Esto se debe a que el estudio les dio, únicamente, 45 días para la filmación. Por supuesto, para los profesionales contratados no fue un gran reto, pero la condición excluyente para los actores fue ingresar al elenco con un mínimo nivel de danza, ya que no contaban con el tiempo suficiente para enseñarles cómo bailar a principiantes.
¿Amor de verano?
El entrenamiento de Baby no solo puso en peligro la relación entre los protagonistas, que ya de por sí mantenían ciertas oposiciones (entre ellas, Swayze contó que Grey era demasiado emocional y su humor cambiaba constantemente), sino que también, puso en riesgo su salud. El momento en donde ellos van a ensayar al lago, fue en pleno otoño. De manera que la producción debió disimular la nieve con pintura y correr las hojas marrones ya caídas, mientras que los actores debieron tolerar el frío del agua de Carolina del Norte. De hecho, el motivo por el cual dichas escenas se realizaron con planos generales, fue con el objetivo de que no se notaran los labios azules de ambos.
Patrick confesó, años después: “Ese lago estaba terriblemente frío. Tuvimos que grabar la escena una y otra vez. A pesar de que Jennifer pesaba poco, cuando levantas a alguien en el agua, toma tras toma, hasta el cuerpo más ligero te puede parecer que pesa 200 kilos. Cuando terminamos la secuencia, mis brazos parecían de goma y mi temperatura corporal estaba por los suelos”.
La historia continúa
El exitoso film cuenta con una secuela estrenada en 2004, protagonizada por Romola Garai y Diego Luna; un remake televisivo interpretado por Abigail Breslin (“Pequeña Miss Sunshine”) y, actualmente, también llegó al mundo del teatro, con un musical a cargo de Eleanor Bergstein basado en el relato original, que tuvo un gran reconocimiento a nivel internacional en las críticas.