Una teoría relacionaba su fallecimiento con la vacuna de COVID-19.

La conocida intérprete y comediante pereció el pasado 31 de diciembre a sus 99 años. Dentro de los rumores, había uno que decía que el 28 del mismo mes iba a recibir la inoculación contra el coronavirus y que esto causó su muerte; esto fue respaldado por negacionistas y antivacunas. Pero finalmente, se dio a conocer que fue por causas naturales.
Según recoge The Hollywood Reporter, Jeff Witjas -su representante e íntimo amigo- reveló a través de un comunicado que “Betty murió tranquilamente en su casa mientras dormía”. Y agregó: “Aunque casi había cumplido 100 años, yo pensaba que iba a vivir para siempre. La echaré mucho de menos y también lo hará el mundo animal que tanto amaba. Creo que Betty nunca temió morir porque siempre quiso estar con su amadísimo marido, Allen Ludden. Ella creía que volvería a estar con él”.
Además de explicar cómo falleció, desmintió los rumores de la vacuna al decir que “la gente está diciendo que su muerte estuvo relacionada con la aplicación de una vacuna de refuerzo tres días antes, pero eso no es cierto”.
Finalmente, concluyó con un pedido hacia el público y los medios, para que dejen de propagar esta información errónea: “Murió por causas naturales. Su muerte no debe ser politizada, esa no es la vida que ella vivió”.