Titulada “The Man Who Killed Don Quixote”, esta cinta carga consigo un infernal relato detrás de cámaras. Durante 28 años, su director intentó llevarla a cabo, pudiendo estrenarla milagrosamente en 2018. Te contamos lo que fue el padecimiento de esta producción que presenta la reinterpretación del clásico de Miguel de Cervantes.

Todo comenzó en 1989, momento en el que Terry Gilliam se da cuenta del potencial cinematográfico que posee la historia de “Don Quijote de la Mancha”, además de los paralelismos entre la novela de Cervantes y algunos temas que han aparecido en sus películas. Esto lleva a la necesidad de hacer algo más que una adaptación. Tras años de planear junto con el guionista –Tony Grisoni-, el cineasta anuncia que, a finales de 1998, comenzará la producción de su nuevo proyecto, contando con un presupuesto de 32.1 millones de dólares.
En el 2000, se emite el comunicado sobre el elenco ya confirmado: Johnny Depp, Vanessa Paradis, Miranda Richardson y Christopher Eccleston, acompañando a Jean Rochefort (figura mítica del cine francés) y Rossy de Palma (representando al español). Por otro lado, el rodaje se llevaría a cabo en Madrid, Guadalajara, Toledo y Salamanca. Meses después, inicia la filmación y también, los problemas.
Como si fuese una premonición, desde el primer día aparecen los conflictos en el escenario: grandes inundaciones transforman el desierto de las Bardenas en un desafío para el equipo; ruidos molestos e incesantes de un campo de tiro a la cercanía que arruinan el sonido; una lesión en la columna de Rochefort que no le permite realizar sus tomas y además, el descubrimiento de que el dinero no alcanza para cubrir las pérdidas por las lluvias. “En más de dos décadas en la industria no he visto semejante acumulación de mala suerte”, comenta el director de fotografía, Nicola Pecorini. Pero entre todas las desgracias, la que ha requerido la suspensión del rodaje en su momento, fue la salud del protagonista, quien tuvo que tomarse una pausa.
En aquel entonces, se corre la voz sobre la maldición que poseía el proyecto de Gilliam hasta llegar a los oídos indicados, que convirtieron las anécdotas ocurridas en el set en interesante material. De esta manera, Louis Pepe y Keith Fulton lanzan en agosto de 2002 “Lost in La Mancha”, un documental que retrata la apocalíptica producción que arruinó el sueño del reconocido director. Aunque éste no estaba dispuesto aun a renunciar.
Gilliam se encapricha con su idea y, en mayo de 2005, un nuevo aliado se suma a su locura: el productor Jeremy Thomas, a quien conoce durante la realización de “Tideland”. Pero para comenzar nuevamente, debe recuperar los derechos del guion, que en ese entonces estaba en manos de productores franceses y aseguradoras alemanas. Esto fue algo que prometió haría durante el Festival de Cine Documental de Munich, en 2006. Dos años después, su fantasía vuelve a ponerse en marcha.
Durante aquellos últimos años varios, nombres aparecen como reemplazo de los anteriores, para iniciar el largometraje de cero. Depp es absorbido por Disney y reemplazado por Ewan McGregor, actor que acompañaría a Robert Duvall como protagonista. Por desgracia, a pesar del apoyo de las estrellas que aceptaron participar, los ejecutivos no pudieron olvidar el mito sobre la maldición del proyecto y optaron por bajarse. “Quiero volver a intentarlo, pero ahora mismo lo tienes muy difícil en Hollywood si no te gastas 200 millones de dólares en una película”, admite con desgana el director. Tras idas y vueltas, en enero de 2014, una publicación en Facebook llama la atención de toda una industria: “Los sueños del Quijote han empezado otra vez”, anuncia Gilliam en ese entonces. Luego de reiterados y poco sorpresivos retrasos, la producción inicia en las Islas Canarias, a mediados de 2015.
Con un guion totalmente reconstruido y la integración de John Hurt junto con Jack O’Connell, todo parecía indicar que, esta vez, la película realmente podría hacerse. Pero tras haber soportado tantas desgracias e incalculables niveles de difamación, ni el mismo director estaba confiando en lo que iba a suceder. “La cinta va a estar ambientada en la actualidad y hablará de cómo las películas pueden hacer daño a la gente. No sé qué pasará, pero me lo creeré cuando lo vea”, comentó Terry. Con los derechos de distribución en el poder de Amazon Studios, el sueño comienza a tomar un tono esperanzador, hasta que Hurt es diagnosticado con cáncer tiempo después de iniciar el rodaje. El actor, al igual que su predecesor Jean Rochefort, muere años más tarde, en 2017.
Al volverse a pausar el relato, aparece el productor portugués Paulo Branco, quien asegura que pondrá el dinero necesario para que se realice de una vez por todas a fines de 2016. Gracias a ello, el elenco vuelve a renovarse: Michael Palin, Adam Driver y Olga Kurylenko completan el triángulo protagonista. Pero no todos están contentos con la aparición de Branco; su reputación hizo que Amazon diera un paso atrás y que Gilliam comience a arrepentirse de su nueva alianza, que traería problemas aun mayores durante la etapa de preproducción. Las discusiones entre ambos, por diferencias creativas llega al límite, la tolerancia no es suficiente y se suspende la filmación, por enésima vez (lo que contribuye al ataque al corazón que sufrió Terry durante esas fechas).
La verdadera respuesta a las plegarias del realizador llega en marzo de 2017, de la mano de la productora española Tornasol Films y el actor Jonathan Pryce (que suplanta a Palin), junto con Rossy de Palma, la única persona que formó parte del casting original casi una década atrás. 17 años después de darle REC por primera vez, Gilliam anuncia que había concluido el rodaje de la cinta. “Cualquier persona sensata hubiera renunciado hace años, pero a veces los soñadores cabezudos ganan al final. ¡Gracias a todos los fanáticos y creyentes mal pagados que se han unido para hacer de este sueño una realidad!”, festeja el director.
Finalmente, estrenada el 19 de mayo de 2018, el caótico largometraje pudo ver la luz. Solo hicieron falta tres décadas para cumplir la fantasía de Terry Gilliam.