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El remake de una película de Kubrick que Tarantino considera “una obra maestra”

La versión de 1997 no fue bien recibida por la crítica, pero él la prefiere antes que la original.

Quentin Tarantino es un apasionado del cine. Desde su perspectiva, en cada largometraje se puede encontrar algún aspecto destacable, sin importar cómo fue percibido por los críticos. Él mismo reveló que le encantan las películas de clase B y ha logrado tomar características de ellas para trasladarlas a su filmografía. Por eso, es muy común encontrar homenajes dentro de sus producciones.

En sus proyectos cinematográficos, el director siempre logra sorprender con su originalidad. La realidad es que su estilo es bastante único y reconocible a través de unas pocas escenas en las que todo está milimétricamente pensado. Pero lo interesante de Tarantino es que sus cintas nos permiten, a su vez, acercarnos a otros géneros, interesándonos en títulos no tan conocidos o comerciales. De esta forma, entendemos que admira a otros cineastas, sobre todo a aquellos que lo inspiraron con sus formas innovadoras. En una charla con The New Yorker en 2003, contó que las películas de Stanley Kubrick le resultaban difíciles de superar, aunque esto no incluye su versión “Lolita” (1962).

La adaptación de la novela de Vladimir Nabokov sigue a un profesor de inglés que se enamora de una menor. Y en sus declaraciones deja en claro que prefiere el remake de 1997, dirigido por Adrian Lyne (“Fatal Attraction”). Incluso considera que ese film homónimo es una obra maestra.

Protagonizada por Dominique Swain y Jeremy Irons, la película no fue bien recibida al momento de su estreno. Fue criticada por ser “fría” y “vacía”, a pesar de las actuaciones del elenco. Según los comentarios, cuenta con menos despliegue de producción que la de Stanley y con una carga fuerte de erotismo. Pero el director de “Pulp Fiction” celebra lo explícito y considera que contiene más emoción que la versión original de Kubrick, quien abandona temas del libro: “La idea de que puedas hacer una película sobre Lolita y no tengas una sola imagen perturbadora en toda la película es una locura. ¡Es un fraude!“, explica.

Algo parecido sucedió con “A Clockwork Orange” (1971), un reconocido largometraje del mismo director. Sobre ese film, afirma: “Siempre pensé que era un hipócrita. Su lema fue: no estoy haciendo una película sobre la violencia, sino una película en contra de la violencia”. Sin embargo, explicó que son únicamente esas dos producciones las que no lo convencen. Tarantino tiene un amor particular por “2001: A Space Odyssey” (1968) y “Eyes Wide Shut” (1999), títulos que también pertenecen a Stanley Kubrick.