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Estas son las 7 referencias al arte en “El Juego del Calamar”

La ficción surcoreana nos brindó algunos guiños de pinturas que pocos pudieron notar. ¡Enterate cuáles son!

“El Juego del Calamar”

Se consagró como una de las producciones más vistas en la historia de Netflix. Su trama logró fascinar al público y fue tanta la admiración, que hasta ha llegado a recrearse en la vida real. Pero, si nos adentramos un poquito más en esta serie, nos damos cuenta que hay detalles más interesantes que la propia historia: “El Juego del Calamar” es también una carta de amor para los fanáticos del tercer arte. ¡Mirá estas siete referencias a obras visuales!

“El grito”, de Edvard Munch

En el primer episodio, durante el juego “Luz roja, luz verde”, podemos ver que se desata una serie de asesinatos tras no cumplir con la consigna de la competencia. En una de las escenas, podemos ver que una jugadora se coloca las manos en el rostro, lo que marca una clara referencia a esta obra.

Esta pintura (de estilo expresionismo) está inspirada en la propia vida, atormentada, de Munch. Tuvo varias tragedias familiares: padre severo, fallecimiento de su madre, hermanas enfermas, trastornos bipolares, depresión, uso de armas de fuego y consumo excesivo de alcohol.

“Relatividad”, de M.C. Escher

Una de las imágenes que más nos quedaron de la serie fue la de las escaleras. En ellas, los jugadores y los trabajadores las atraviesan para ir de sus habitaciones a los cuartos de juego. Este diseño es muy similar a la obra de Escher.

Esta pintura está inspirada en las nociones de la arquitectura imposible y en la ilusión óptica.

“La muralla roja”, de Ricardo Bofill

Se trata del mismo escenario que el anterior: las escaleras. Para el diseño y la elección de color, la inspiración está bastante clara: Bofill. Su obra es bastante similar a la escenografía utilizada en la serie surcoreana, ya que tiene estructuras laberínticas y tonalidades en pastel.

Esto no es una pintura como tal, sino que es un edificio ubicado en Alicante, España. La realización del edificio tiene una estética constructivista, con una serie de patios comunicados entre sí desde donde se puede acceder a las viviendas.

“La cena”, de Judy Chicago

Llegados al final de la ficción, pudimos ver a los tres potenciales ganadores en una larga mesa. En ella, pudieron comer dignamente y esperar lo que seguía en el itinerario: pasar a la siguiente ronda y batallar por los 45.600 millones de wones. Probablemente, sólo los más fanáticos del arte se hayan dado cuenta de esto, y es que esta mesa triangular coincide con la obra de Chicago.

Esta instalación, que fue exhibida en 1979, se realizó con el objetivo de visibilizar una lista de mujeres que contribuyeron en diversas disciplinas en la historia de la humanidad.

“El imperio de las luces”, de René Magritte

Esta referencia está bastante explícita, ya que en una de las escenas del segundo episodio aparece directamente el libro del autor, cuya portada posee una de sus obras más icónicas.

Esta pintura (perteneciente al movimiento surrealista) incorpora dos conceptos antónimos: el día y la noche. En la parte de superior, podemos ver un cielo iluminado; mientras que en la parte inferior es todo lo contrario, con la penumbra como protagonista.

“La fiesta de Hegel”, de René Magritte

Nuevamente, hay otro guiño a una obra de este pintor. Y se trata del popular paraguas que aparece en el juego “Panal” (reto en el cual los jugadores deben sacar una figura completa de un dulce).

La obra en cuestión trata sobre “cómo mostrar un vaso de agua en una pintura de tal manera que no sea indiferente”, según reflexionó su autor en su momento. Su respuesta fue la siguiente: “Comencé dibujando muchos vasos de agua, siempre con una marca lineal en el vidrio. Esta línea, después del dibujo 100 o 150, se ensanchó y finalmente tomó la forma de un paraguas. El paraguas estaba entonces en el vaso y, para concluir, debajo del vaso. Era la solución exacta a la pregunta inicial: cómo pintar un vaso de agua con genio. Entonces pensé que Hegel habría sido muy sensible a este objeto, que tiene dos funciones opuestas: al mismo tiempo no admitir agua (repelerla) y admitirla (contenerla). Le habría encantado, creo… o divertido, por eso llamo a la pintura ‘La fiesta de Hegel’”.

La cena surrealista de la familia Rothschild

Este hecho fue tomado como inspiración para el momento del final, cuando los invitados exclusivos de la competencia asisten para poder ver quién es el ganador. Estos aparecen durante el juego “Puente de cristal” hasta la última ronda, y acuden al lugar con unas tétricas máscaras en forma de animal.

El acontecimiento ocurrido el 12 de diciembre de 1972 fue organizado por la familia Rothschild, la cual decidió realizar una fiesta en el castillo de Ferrières (París, Francia). Esta celebración fue icónica, pero también muy misteriosa. Al lugar, acudieron con máscaras sobre sus cabezas (muchas de ellas, diseñadas por Salvador Dalí).